"La intolerancia puede ser definida aproximadamente como la indignación de los hombres que no tienen opiniones". Gilbert Keith Chesterton
Aunque no todas, ni tampoco las formas o el claro sesgo hacia la izquierda más radical, sin duda comparto algunas de las reivindicaciones de los indignados del 15M. Es más, llevo ya algunos años indignado contra la indignidad y la corrupción de una parte importante de nuestra clase política -uno de los principales argumentos que esgrimen- y denunciando la importante crisis de valores, humanismo y liderazgo que padece nuestra sociedad, así como sus más que posibles consecuencias, de las que esa clase política es, precisamente, una de ellas. Quizás por eso firmo mis artículos como Humanitum Iratus -humanamente indignado-, desde el momento que decidí que había que dar la batalla para tratar de cambiar las cosas.
Aunque no todas, ni tampoco las formas o el claro sesgo hacia la izquierda más radical, sin duda comparto algunas de las reivindicaciones de los indignados del 15M. Es más, llevo ya algunos años indignado contra la indignidad y la corrupción de una parte importante de nuestra clase política -uno de los principales argumentos que esgrimen- y denunciando la importante crisis de valores, humanismo y liderazgo que padece nuestra sociedad, así como sus más que posibles consecuencias, de las que esa clase política es, precisamente, una de ellas. Quizás por eso firmo mis artículos como Humanitum Iratus -humanamente indignado-, desde el momento que decidí que había que dar la batalla para tratar de cambiar las cosas.
Por descontado no soy el único indignado y son miles las personas que se han ido sumando a ese movimiento, o que han visto en él una expresión y una forma de canalizar toda esa indignación contenida y paulatinamente en aumento, que muchos españoles venimos soportando durante los últimos años. Por ello, son muchos los ciudadanos que se han unido al movimiento, los que lo están apoyando o cuando menos, los que lo ven con una cierta simpatía.