martes, 2 de diciembre de 2014

EL SIGLO DE ORO DE LA CORRUPCIÓN

Parece que el fenómeno ha estallado ahora, pero la historia deja buenas muestras de que es una práctica que se ha ido repitiendo en el tiempo. El propio Siglo de Oro sirvió a más de uno para enriquecerse a costa del preciado metal.


La codicia (junto a la avaricia) es uno de los ocho pecados capitales. Su virtud contrapuesta es la generosidad. Es pecado capital porque genera otros vicios o actos punibles, así la deslealtad, la traición, el soborno, el robo, la injusticia y el latrocinio, en fin. La iconografía de la codicia es variada, desde el lobo hambriento insaciable, al poeta Tántalo, aquel que por saciar su vanidad sacrificó a su hijo para los dioses, les robó alimentos de su propia mesa, reveló los secretos del Olimpo y provocó no sé cuántos crímenes más. Al final, Zeus le condenó al Tártaro, un abismo del inframundo en donde dentro de una laguna, con el agua al cuello, y al pie de hermosos frutales, cada vez que intentaba alimentarse se retiraban las frutas de su alcance o el agua cuando iba a beber. Por ahí hallarás, tú lector, algún cuadro en el que un juez recibe una dádiva, o leerás (¿acaso en Cervantes?) alusiones a la vara de la Justicia, torcida de los alguaciles.

La mitología clásica y los padres de la Iglesia han referido con exactitud qué cosa es esto de la codicia. Por algo será que aquellos que más han escuchado las debilidades de los seres humanos -en el confesionario y desde la lenta redacción de las experiencias acumuladas- hayan advertido tanto de sus males.

La codicia lo corrompe todo. Es el desmesurado acopio de bienes materiales, normalmente para lucirlos. La avaricia es la codicia sin ostentación. ¿Podría ser que el mundo católico, el del ser y ser vistos de la cultura del barroco, sea más propenso a la codicia y el mundo calvinista, el que se asienta en Ginebra y se expande por Holanda, Escocia, Inglaterra (a su manera), las níveas tierras del norte, el de la ética protestante, capaz de arrasar con todo lo que encuentra a su paso, sea más propenso a la avaricia?