martes, 20 de octubre de 2015

LA VALENTÍA EN EL EJERCICIO DEL LIDERAZGO

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.” Victor Hugo





De entre todas las cualidades que puede poseer un líder, la valentía ocupa sin duda un lugar destacado: es la virtud que permite hacer efectivas todas las demás virtudes. Su importancia viene avalada por su carácter universal y atemporal, ya que prácticamente en todas las culturas y civilizaciones importantes y particularmente en algunas de las que mayor desarrollo llegaron a alcanzar, la valentía siempre ha ocupado un lugar destacado, constituyendo un atributo esencial y casi inseparable del liderazgo.

Así, el concepto de excelencia –la areté- de los griegos, ya incluía la valentía asociada a la idea de fortaleza (andreia), junto a la moderación o templanza (sofrosine) y la justicia (dicaiosine), como una de las tres virtudes esenciales que todo buen ciudadano debía cultivar y a las que posteriormente Platón añadiría la prudencia, constituyendo las Virtudes Cardinales.

Del concepto de areté derivaría posteriormente la virtus romana, asociada a la idea de coraje, que sería considerada una de las virtudes públicas más importantes.