jueves, 24 de marzo de 2016

DE ATENTADOS Y VALORES (Je suis Bruxelles)



"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor". San Agustín

Una vez más todos somos víctimas del odio injustificado, de la sinrazón, de la violencia; del fanatismo religioso. La necedad del ser humano también estaba presente en los recientes atentados de Bruselas y junto a ella la indiferencia y la desidia ante los problemas ajenos, que en realidad también son los propios, aunque a veces nos lo tengan que recordar nuestros muertos y heridos.

La sociedad del bienestar lleva años con la mirada extraviada en el ombligo del superhombre y difundiendo la idea de que el estado moderno debe garantizar -sin paliativos- nuestra seguridad y proveernos de todo aquello que podamos necesitar, mientras se tiende a ignorar que vivir en sociedad implica responsabilidades y que tener derechos implica obligaciones recíprocas. Olvidando que la RESPONSABILIDAD es el precio ineludible que todo ser humano debe asumir por el mero hecho de vivir.

Y una de las primeras obligaciones de todo ciudadano europeo y occidental es la de defender aquello que ha costado la sangre de millones de vidas que nos precedieron y siglos de evolución moral, hasta poder construir una sociedad en donde la LIBERTAD, la DIGNIDAD y la JUSTICIA fueran los valores de referencia. Porque a pesar de sus imperfecciones, de nuestros defectos, del cinismo de algunos, de lo mucho que todavía queda por hacer para dotar de sentido pleno a esas palabras, o incluso de la necesidad de una RENOVACIÓN del modelo social actual y del propio ser humano a nivel individual, lo cierto es que en ningún otro lugar del planeta se protege más la vida y los derechos de las personas, ni existe un mayor nivel de solidaridad y conciencia universal, que en las sociedades inspiradas por la cultura occidental.