Hace unos días todos los medios de comunicación se hacían eco del hurto del Códice Calixtino del siglo XII que, junto al Breviario de Miranda y el “Tumbo A”, se hallaba guardado bajo llave en el cajón de un armario acorazado en las dependencias del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela.
Este Códice ejemplar único de incalculable valor histórico, artístico y literario está considerado como la primera guía de viajes del mundo. En su origen eran cinco libros pero, tras su restauración a mediados del pasado siglo, consta de un solo volumen de más de doscientas páginas en pergamino. Con una caligrafía muy clara se divide en dos apéndices y cinco partes principales, a saber. 1: Una guía litúrgica para la celebración del culto al Apóstol. 2: La narración de distintos milagros atribuidos a Santiago. 3: El relato detallado del traslado de su cuerpo desde Jerusalén a Padrón. 4: Un panegírico de Carlomagno como conquistador y figura principal de la Francia de la Europa cristiana, y 5: Una descripción exhaustiva de las tierras que el peregrino ha de atravesar, y de las gentes con las que se cruzará en el Camino de Santiago, desde su inicio en tierras francesas hasta atravesar el Pórtico de la Gloria, a más de una bellísima descripción de la Ciudad de Santiago y de su Catedral. El pasado año el Códice fue traducido al gallego por Xosé López Díaz.
Los Tumbos, becerros o cartularios son libros de pergamino donde se guardan los privilegios de iglesias, monasterios, catedrales etc. Generalmente son copias pero algunas, como el Códice que nos ocupa, está iluminado, con profusión de adornos y miniaturas, aunque el texto caligráfico sea en él su mayor valor.