domingo, 19 de febrero de 2012

NUEVA IZQUIERDA Y CRISTIANISMO

Reseña Literaria: "NUEVA IZQUIERDA Y CRISTIANISMO", de Francisco J. Contreras y Diego Poole. Madrid, Ediciones Encuentro, 2011, 272 págs.

En 2011 la madrileña editorial Encuentro publicó, con prólogo de Jaime Mayor Oreja, un libro importante: Nueva izquierda y cristianismo, de Francisco José Contreras y Diego Poole, ambos docentes de Filosofía del Derecho: catedrático en la Universidad de Sevilla el primero y profesor titular en la Rey Juan Carlos de Madrid el segundo.

En Nostalgia del Absoluto (2001), Steiner criticaba cómo la erosión del cristianismo en Occidente provocó el surgimiento de pretendidas teologías sustitutivas como el marxismo, el psicoanálisis y la antropología estructural, que han resultado fallidas. Este libro revela cómo tras el fracaso socio-económico de la izquierda, han sido los ámbitos moral y cultural el objeto de un proyecto que identifica a la Iglesia como la única –o la última- “resistencia” organizada a un programa que procura llevarse a cabo desde lo que Cuenca Toribio ha denominado “la pretendida –¿e inverificable?– superioridad intelectual y moral de la Izquierda sobre la Derecha” (Ensayos contemporáneos, Madrid, Actas, 20120, pp. 211-252) y teniendo al relativismo como motor de todas las acciones.

El 18 de abril de 2005, el aún cardenal Joseph Ratzinger –que en apenas veinticuatro horas cambiaría el capelo cardenalicio por la mitra (antes tiara) papal– ofició en la Basílica de San Pedro y como decano del Colegio Cardenalicio, la Missa pro eligendo Romano Pontifice previa al cónclave. Su homilía fue uno de los textos más clarividentes de, se quiera o no, uno de los intelectuales más importantes de Europa. En sus palabras, denunciaba en nuestros días una dictadura del relativismo que reconoce como último referente el propio yo y sus deseos. El relativismo ha sido una de las dolencias principales del siglo XX. Su aplicación en los ámbitos moral o cultural es deletéreo para el ser humano. La actitud acrítica, irracionalista y uniformadora conduce al anarquismo epistemológico y bajo su apariencia anida no pocas veces una cuestión más profunda que puede llegar a enmascarar intereses personales o tendencias particulares.

Obras como ésta que se reseña ahora, como la de Antonio Valdecantos Contra el relativismo (1999),  la recentísima del propio Diego Poole ¿Qué es el relativismo? (2010) y tantas y tantas otras… han ido poniendo definitivamente al descubierto los mecanismos mentales del relativismo evidenciando su raquitismo de miras, su concepción jibarizada del hombre y su influencia en la cultura. En ellas se arrumba la tesis de que la verdad es algo relativo a una cultura y se retoma la senda saludable de los valores y de las esencias. Pues la verdad existe, y existe también el error, y el relativismo subjetivo, en ocasiones, no es otra cosa que el escepticismo en torno a la existencia de un referente cultural como puedan ser ciertos valores de definición positiva.

Precisamente, del último Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Howard Gardner, nos llegó el pasado año su obra Verdad, Belleza y Bondad reformuladas. La enseñanza de las virtudes en el siglo XXI (Barcelona, Paidós, 2011). En sus páginas, la belleza queda reformulada como “una mera amalgama de interés, memorabilidad de la forma e inclinación a la reexperiencia”. Según Gardner, frente a la verdad como empeño colectivo, la belleza es asunto personal. El problema es que si un valor no tiene vocación universal, deja de serlo; de lo contrario, se cae en la opinión como sistema cultural, según denuncian J. Ignacio Ruiz y Francisco Mochón al final de El colapso de Occidente (2011).

La obra de Francisco José Contreras y Diego Poole es ya, por tanto, faro de referencia en un tiempo en que algunas cosas pueden –y deben– empezar a cambiar.

Por Jaime Olmedo Ramos, Director Técnico del Diccionario Biográfico Español, REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.

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