jueves, 28 de mayo de 2015

DEMOCRACIA: LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

"La nota clave de la democracia como forma de vida puede ser expresada, a mi modo de ver, como la necesidad de la participación de todo ser humano adulto en la formación de los valores que regulan la vida de los hombres, tanto desde el punto de vista del bienestar social de todos como del completo desarrollo de los seres humanos como individuos". John Dewey

"El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social". Erich Fromm

"No puedes escapar de la responsabilidad de mañana evadiéndola hoy". Abraham Lincoln


El ejercicio de la DEMOCRACIA implica una importante RESPONSABILIDAD compartida, tanto en lo que se refiere a quienes ejercen el liderazgo desde los órganos de gobierno y las administraciones públicas, como en lo que respecta a los dirigentes de los partidos políticos y sin olvidar a los propios votantes, que son quienes en definitiva eligen a dichos líderes y les invisten del poder necesario para gobernar.

El hecho de que el liderazgo se llegue desempeñar cometiendo errores, de manera negligente o entre casos de corrupción, no justifica que se pueda votar CUALQUIER propuesta política con tal de menoscabar o desalojar al adversario.

Y es que votar una determinada opción política desde el rencor, el odio, la intención de revancha, el sectarismo, contra algo o contra alguien, es una IRRESPONSABILIDAD tan grande como ignorar las posibles consecuencias que ello puede acarrear y que detrás de algunas de esas alternativas hay ideologías absolutamente contrarias a los valores más elementales de cualquier sociedad democrática... con frecuencia incluso contrarias a los propios valores de quienes, de manera tan insensata, han votado esas opciones.

martes, 19 de mayo de 2015

CON LA CABEZA GACHA

Últimamente, siempre que se va a celebrar una consulta electoral, una parte de la sociedad permanece al margen, decepcionada, incrédula y hastiada, mientras otra parte se revoluciona e incluso se enquista de mala manera, como una torpe herida sin curar. 

En los albores de la democracia española hubo miedo. Muchos compatriotas nuestros, de uno y otro lado del espectro político y por distintos motivos, sufrieron un calvario de incertidumbre que afortunadamente tuvo pocas estaciones, ya que la generosidad de aquellos que tejieron los mimbres de nuestra nueva vida fue de tal magnitud, que no hubo quien no dejara jirones de sí y de sus convicciones para conseguir el acuerdo que nos permitiera alcanzar tiempos de progreso y paz. Fue sin duda un privilegio vivir intensamente esos días junto a quienes supieron matar el miedo y dejar con vida todo lo demás.