domingo, 30 de diciembre de 2012

EL ARTE DE NUESTRO TIEMPO

Reseña Literaria"ESTÉTICA DE LO PEOR",  de José Luis Pardo. Ediciones Barataria, 2011, 304 págs. ISBN: 9788492979080.

En su ensayo What is Minor Poetry? [The Sewanee Review, vol. 54, n.º 1, enero-marzo de 1946, pp. 1-18], T. S. Eliot definió como "poeta mayor" a aquel que requiere como contexto obligatorio para la comprensión cabal de cada uno de sus poemas, a fin de apreciar plenamente cada fracción, la lectura entera –o de gran parte– de su obra. Y reservaba la etiqueta de ‘poeta menor’ para todo aquel que puede conocerse sin menoscabo tan sólo de antologías o por cualquier otra fuente de lectura parcial. Si se aplica esta clasificación de Eliot al actual pensamiento español, no hay duda de que José Luis Pardo es un ensayista mayor. Es cierto que cada uno de sus textos tiene autonomía plena, pero se ensambla y se agranda en el conjunto de su obra toda iniciada en 1978 con Transversales. Textos sobre los textos, ultimada con El cuerpo sin órganos (2011) o Políticas de la intimidad: ensayo sobre la falta de excepciones (2012) y jalonada con reconocimientos como el Premio Nacional de Ensayo por La regla del juego. Sobre la dificultad de aprender filosofía (2005).

Que un buen autor coleccione en un volumen textos suyos que publicó in altra sede, beneficia a todos. Al lector, porque de un solo andar por el monte a caza, cobra en su zurrón numerosas piezas que, de otro modo, le hubieran obligado a numerosos ojeos; a la editorial, porque aumenta su catálogo sin contar con la siempre delicada gestión de un original; y al autor, porque puede mostrar envueltos en odres nuevos, cuando han añejado bien, unos textos complementarios y convergentes que dan idea de una coherencia de pensamiento y de una continuidad de meditaciones. Así, por ejemplo, algunos de estos ensayos, que tratan lato sensu sobre el sentido del arte en el mundo actual, conectan, por ejemplo y sobre todo, con su Nunca fue tan hermosa la basura (2010), en especial con la primera de sus partes: “A cualquier cosa llaman arte”.

jueves, 27 de diciembre de 2012

FRAY ANTONIO DE GUEVARA

"Digo y afirmo que es y será maldito de los dioses y aborrecido de los hombres el que sin más consideración quiere trocar la fama con la infamia, la justicia con la injusticia, la rectitud con la tiranía, la verdad por la mentira, lo cierto por lo dudoso, teniendo aborrecimiento de lo suyo propio y estando suspirando por lo que es ajeno". Antonio de Guevara (Relox de Príncipes)

I. Noticia Biográfica

Perteneció Fray Antonio (1) a la ilustre casa de Guevara, de abolengo vascongado tan distinguido que contó entre sus hijos a quienes, por elección de las hermandades de la Cofradía de Arriaga, fueron señores de Álava. Por el matrimonio, efectuado en el siglo XIV, de Don Beltrán de Guevara, Señor de Oñate, con Doña Mencía de Ayala, hija de Doña Elvira Álvarez de Ceballos y nieta de Diego Gutiérrez de Ceballos, adquirieron los Guevaras los estados y derechos de la casa de Ceballos, heredadísima en la Montaña.

Fue Fray Antonio hijo segundo de Don Beltrán de Guevara, Gobernador de los estados que poseía en la Montaña su hermano mayorazgo Don Ladrón de Guevara, Señor de Escalante y de Treceño, mayordomo de la Princesa Doña Juana y Capitán General de las Reales Galeras; y de Doña Elvira de Noroña Calderón, dama de la Reina Doña Isabel la Católica, y también de estirpe montañesa, de San Vicente de la Barquera.

Debió de nacer Fray Antonio en el año 1480: porque, escribiendo desde Valencia, el 12 de febrero de 1524, a Don Alonso Espinel, [440] Corregidor de Oviedo, dice: "De mi Señor os se dezir que he hecho recuento con mis años, y hallo por mis memoriales, que he los cuarenta y cuatro cumplidos". (2)

Respecto al lugar del nacimiento de Fray Antonio se ha discutido: en el siglo XIX por Don Martín de los Heros y Don Francisco Juan de Ayala; y en el actual por los señores Martínez Caso-López, San Pelayo, Lezama-Leguizamón, Huidobro, Quadra-Salcedo y González de Echávarri, teniéndole unos por montañés y otros por alavés. En 1914 dirimió la contienda la Real Academia de la Historia, aprobando un informe, suscrito por los Señores Barón de la Vega de Hoz y Marqués de Laurencín, que decía: "Entendemos, pues, que fue (Fray Antonio de Guevara) montañés de nacimiento y vasco de origen". (3)

domingo, 16 de diciembre de 2012

AROMAS DE MISTERIO

En las ciudades milenarias siempre hay recintos amurallados en los que el polvo del camino, la suciedad, el descuido y la pobreza,  se convierten en coprotagonistas involuntarios del recuerdo. Aquí en Oriente Medio sucede algo parecido pero suavizado, porque los tejidos gastados y descoloridos de las chilabas y yihabs árabes se mezclan con el arco iris de los mil y un artículos de sus apretados comercios que, en interminables hileras van ofreciendo, junto al brillo dorado, plateado y cobrizo de un sin fin de emblemas religiosos o cachivaches laicos de dudosa utilidad, sus tejidos bordados, recamados, orlados y adornados en un millar de tonalidades llamativas y alegres, entre aromas de azafrán, anís, menta, cilantro comino o incienso que, desde los recovecos insospechados de angostas calles, despiertan nuestros sentidos y envuelven nuestro laberíntico deambular mañanero. Las sonrisas de los niños judíos, musulmanes o cristianos, todos ellos cuidados, protegidos y uniformados, a los que se respeta y quiere por encima de todo, viajan a estas horas tempranas a nuestro lado. Son cientos de ojos, en su mayoría de un negro profundo, que nos miran curiosos cuando, muy de mañana de camino a la escuela, se encuentran con nosotros. Sé que en este viaje no podré detenerme a charlar con ellos, ni con nadie y eso me duele porque los paisajes siempre son mudos e inexpresivos cuando no hay contacto verbal con sus gentes y la perspectiva queda incompleta, cuando no distorsionada.

Y para ellos ¿qué soy yo para ellos? Tan solo una mirada más entre todas las miradas de las gentes que acuden a su tierra, porque muchos de estos pequeños todavía ignoran que para millones de seres humanos su raíz y su fin no tienen más norte ni guía que estas piedras pulidas por el tiempo y teñidas con la sangre de todas las así llamadas civilizaciones que fueron construyendo y destruyendo poblaciones; arrasando y edificando preciosas y preciadas obras de arte; matando y engendrando seres humanos; levantando y derrumbando símbolos, confirmando o renegando de creencias y doctrinas; luchando, en fin, con las armas menos adecuadas, las de la guerra, por preservar la fe que defendían, cada uno en nombre del que para ellos era el único dios. Estos sufridos parajes reciben desde hace milenios el nombre de Tierra Santa y por ellos caminaron, hace ya una eternidad, David en nombre de Yahvé, Mohamed profeta de Alá, y Jesucristo quien, para los cristianos, fue y es la encarnación del Hijo de Dios. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA VIDA ES SUEÑO, DE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

La riqueza intelectual de los textos de Calderón –como la de todos los clásicos- permite que nos acerquemos a ellos desde diferentes perspectivas. Unos lo harán desde la filosófica; otros, desde la estética; algunos, desde la teoría política y al fin otros, desde la histórica y así sucesivamente.

Es el caso que tuve la fortuna de ser alumno de don José Alcalá Zamora y Queipo de Llano que en un Curso de Doctorado nos explicó a Calderón (1600-1681). De esto hace un cuarto de siglo. Por ejemplo, el tiempo que transcurrió entre la firma de la Tregua de los Doce Años con los rebeldes holandeses y la expulsión de los moriscos (1609) y el estreno de La vida es sueño (1635). Si hubiera sido hace más de un cuarto de siglo, digamos que tres décadas, coincidiría la anécdota con el tiempo transcurrido entre la aparición de la primera parte de El Quijote (1605) y la obra que nos ocupa ahora.

Seguí manteniendo el contacto con Alcalá Zamora, porque no es cosa buena perder el contacto con los grandes maestros y pude escucharle en una conferencia sintetizar la vida de don Pedro Calderón. Aquella conferencia  (1994) ha sido de lo mejor que he sentido. No ya sólo por los contenidos, sino por la exposición. El orador, en plena narración de las vivencias de Calderón en la Guerra de Cataluña, preso de la emoción –sí, de la emoción durante una conferencia sobre Calderón- se preguntaba sobre si el dramaturgo habría visto la esquirla de no recuerdo qué muralla que llevaba en el bolsillo y que nos mostraba absorto a los perplejos asistentes.

domingo, 2 de diciembre de 2012

CHARLES LAVIGERIE Y SU CAMPAÑA CONTRA LA ESCLAVITUD

Conferencia de Justo Lacunza impartida el día 27 de noviembre de 2012, en la FUNDACIÓN CARLOS DE AMBERES. Título completo: “Recordando el 125 Aniversario de la Campaña contra la Esclavitud del Cardenal Charles Lavigerie en Europa: Proyección de un gran evento en la historia de Europa y África”.

Introducción

La celebración de unas efemérides, un cumpleaños o un aniversario evoca tres sentimientos principales. El primero, es la memoria del hecho o evento cuyo recuerdo se celebra, se aplaude y se conmemora. El segundo sentimiento es la visión del contexto y de las circunstancias que motivaron tal acontecimiento u evento. El tercero es la mirada al horizonte para analizar a las consecuencias que nacen y brotan, se intuyen y vislumbran después de que tal hecho histórico tuviera lugar. 

El hilo conductor

Esos tres faros principales (recuerdo, contexto y consecuencias) nos van a servir de hilo conductor en las palabras y reflexiones personales que les quiero dirigir esta tarde. Sea dicho de paso, esos tres eslabones de mi cadena de transmisión tienen que ver con el tiempo. Yo les agradezco vivamente el hecho, para mí de gran significado, de que me ofrezcan su tiempo, lo mejor que uno tiene, y que hayan venido a escucharme con motivo del 125 Aniversario de la Campaña contra la Esclavitud del Cardenal Carlos Lavigerie. Su inquebrantable defensa de la dignidad de los africanos y su apasionada campaña contra la esclavitud, y en favor de la libertad, hicieron de él una de las figuras más carismáticas e influyentes en la historia de su época. Fue un puente seguro y eficaz de comunicación entre África y Europa, una arena fecunda de ideas y pensamiento, lenguas y culturas, un espacio libre y acogedor de diálogo a nivel político, social y religioso en el tiempo que le toco vivir.