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domingo, 30 de octubre de 2016

SIRIA: LA GUERRA SIN FIN

















"La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran".
Paul Valéry

Ha pasado ya un año desde que en aquella fría mañana de septiembre apareció en la costa de Turquía el cuerpo inerte de Aylan. Lo recogió cuidadosamente en sus brazos un policía. Aylan había muerto ahogado en busca de un futuro de sueño, sonrisas y felicidad. Lejos de la furia de las bombas, la violencia y la barbarie. Murió en solitario y cerró sus pequeños ojos para siempre. Las olas del mar depositaron su cuerpo frágil en las arenas bañadas por el agua salada. Una estrella con luz propia  que en silencio iluminó la noche oscura del mundo. Arrancó sollozos y lágrimas, conmovió almas y corazones, sacudió la inercia y zarandeó la apatía. Ante una guerra de locura delirante, de demencia enloquecida, de devastación cruel y malvada.

viernes, 4 de septiembre de 2015

CONCIENCIA SELECTIVA

Aylan Kurdi, fallecido el 2 de septiembre de 2015 a los tres años,
mientras trataba de escapar con su familia de la guerra de Siria.










"La justicia es conciencia, no una conciencia personal, sino la conciencia de toda la humanidad. Los que reconocen claramente la voz de su propia conciencia por lo general también reconocen la voz de la justicia".
Alexander Solzhenitsyn


CONCIENCIA SELECTIVA

La de quien sólo se conmueve ante una imagen pero es incapaz de imaginar otras realidades;
la del impasible mientras el drama permanece en la otra orilla;
la del indolente hasta que la muerte se acerca a nuestra puerta;
la de quien ignora el dolor ajeno, hasta que el dolor de los otros se convierte en vergüenza por lo propio;
la de los medios politizados y sometidos al pensamiento único del dinero;
la de los políticos que no ven más allá de su ombligo;
la de los que claman por la muerte de un toro, pero callan ante las masacres de seres humanos;
la de los que braman con pasión en un estadio, pero mantienen sellados sus labios ante la injusticia;
la de quien da cobijo al extraño, pero acosa y odia a su hermano;
la de quien reivindica su condición sexual pero ignora su condición humana;
la de quien justifica el delito o el crimen en función de la persona que lo comete;
la de quien calla, sabiendo que al hacerlo otorga;
la de quien se aferra a cualquier argumento con tal de evitar la responsabilidad y el compromiso que implica vivir... vivir desde nuestra condición humana.

Por Alberto de Zunzunegui