Difusión del humanismo clásico, renacentista y de inspiración cristiana. Valores humanos, ética, formación integral de la persona, espiritualidad, educación en valores y cultura. Renovación social. Biografías de filósofos, humanistas y grandes pensadores. Material bibliográfico y documental.
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viernes, 27 de julio de 2012
EL CUENTO DE LA LECHERA
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De lo Humano,
Miguel Aranguren,
Opinión
jueves, 7 de junio de 2012
CLARINES Y TIMBALES
Vuela un moquero blanco como una paloma del parque de María Luisa que hubiera errado su destino, suenan los clarines y timbales con una música pretérita y se abre, de par en par, el portón del túnel de los miedos. Uno, dos, tres…, tres toreros en el ruedo elíptico de la Real Maestranza de Caballería, en Sevilla por más datos, ohú, hacen brillar los alamares de sus vestidos. Desde fuera, sin conocimientos taurinos, sin antecedentes en el lenguaje, en los signos, en la liturgia, en el arte –porque lo que cabe en una tarde de toros es parte inseparable de nuestra Cultura, con mayúscula– cada tarde de toros es un viaje al siglo XVII en el que un mozo ceñido por una calzona hace bailar a la muerte alrededor de su tripa, olé, o “bieeennn” de letras repetidas, un “bien” alargado que habla con una sola voz y miles de gargantas, la voluntad del público que se estremece o mira indiferente el trastear de los coletas en su función de torear y matar a estoque seis bureles negros, tan negros como el luto que ya nadie lleva.
El toreo es un anacronismo –¡bendito anacronismo!– que no puede comprenderse en los 140 caracteres de un tuit ni en la fotografía tuneada de un perfil de Facebook porque en su ceremonia no existe una sola mentira, que bien lo saben los matadores que llevan cosido el cuerpo a cornadas, y no de plástico y virtualidad precisamente.
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Tauromaquia
viernes, 30 de marzo de 2012
PONER EL HOMBRO
Hay gestos que retratan una sociedad, ninguno tan llamativo como la disposición a la hora de arrimar el hombro.
Arde Atenas y mientras unos se preguntan cómo puede justificarse semejante pataleo público ante los ojos de una Europa con los bolsillos comprometidos, en buena parte, por el caos griego, otros jalean a los vándalos y se identifican con sus tropelías como si las piedras, las llamas y los policías heridos fuesen justa respuesta a las pretensiones de Bruselas por cobrar lo que se le debe. En España, aunque no han comenzando las algaradas, los sindicatos apuntan distintas posibilidades de pataleta frente a una reforma laboral impuesta por decreto ante su incapacidad para firmar un acuerdo que contribuya a sacarnos del pozo. Y como los de un bando político adivinan posibles réditos, se apuntan a la verbena a pesar de la huelga de brazos caídos con la que rubricaron sus años de gobierno.
No es malo el ejemplo para describir lo que ocurre cuando el patriotismo es una virtud desconocida para la mayoría, que apenas siente amor por su bandera y recela hasta del suelo en el que ha nacido y que –posiblemente- le comerá los ojos. No hay una ilusión común, no existe un propósito de quemar las naves por el bien de todos. Los funcionarios protestan, los trabajadores protestan, los políticos protestan, los sindicalistas protestan porque tras las reformas sólo aprecian el riesgo de perder alguna parcela de poder, ya que allí donde no hay conciencia de colectividad porque se tergiversa la Historia (que cambia las grandezas y miserias de la Nación por un cuento interesado, provinciano) son imposibles los gestos de grandeza, entre ellos la renuncia a lo que consideramos nuestro.
A los ciudadanos que formamos la clase media nos han subido los impuestos y nos han recortado los servicios. Por si fuera poco, quienes hemos decidido apostar por la familia y traemos hijos al mundo, somos los malditos de una organización administrativa que no prima la magnanimidad ni reconoce el sacrificio. Y sin embargo, estamos callados, con la piel del hombro levantada, atónitos ante el espectáculo de esta España sin norte.
Por Miguel Aranguren
Publicado en la revista ALBA el 17 de febrero de 2012
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Opinión
jueves, 27 de octubre de 2011
LAS SANDALIAS
Unas sandalias. De cuero y gastadas por el pisar de unos pies deformes de tanto ir y venir, de tanto acarrear dolor y amor entre los brazos. Unas sandalias que en la sencillez de la huella de sus dedos amorfos, explican la caridad mejor que todos los tratados teológicos juntos. Unas sandalias que dejan en nada los discursos bien sonantes de quienes aprovechan el mal ajeno para hinchar su ego, esos mismos que pretenden dejar al mundo un epitafio ocurrente, una estatua más o menos conseguida, un párrafo en los libros de Historia, una placa en la calle del pueblo o del barrio que les vio nacer. Ella, estoy persuadido, no quiso legarnos otra cosa que su sombra, convencida de que al proyectarse a través de sus hijas reproduciría el perfil amantísimo de Cristo y no el suyo, que era encorvado y pequeño.
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Religión
martes, 4 de octubre de 2011
ENERGíAS
Quienes tenemos más de treinta años hemos recibido, por norma general, una educación que basculaba entre la confianza y la autoridad. Nuestros padres no perdieron la condición de su rango, con lo que lograron unos hogares en los que al pan se le llamaba pan, en los que no se discutían las órdenes de arriba y en los que las desobediencias venían acompañadas de su correspondiente y reparador castigo. De este modo, cuando nos mandaban a “galeras”, teníamos claro el motivo: no haber querido acabar el plato, presentarnos con un boletín de notas similar al Ibex, habernos excedido en alguna pelea fraternal o haber contestado de malos modos a la mujer que ayudaba en las tareas de la casa. Y con el castigo, muchas veces, el coscorrón y hasta la bofetada, medicina que generaba un encendido sarpullido antes de inocular su efecto placebo.
Hoy las cosas son distintas. Los hijos viven, en general, imponiendo su capricho: ya no heredan ropa ni comparten juguetes; ni siquiera tienen hermanos a quienes marcar el terreno y los aprobados se regalan a fuerza de decreto. De este modo, además de la proliferación de diminutos gadafis que lo quieren todo al grito de “ya”, abunda en los hogares una atmósfera de inseguridad por desconocer los límites de la convivencia o las razones con las que, de Pascuas a Ramos, los padres aducen su descontento por la acumulación de tanta conducta fuera de madre.
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Niños
domingo, 11 de septiembre de 2011
ELEGIR CARRERA
A pesar de que atisbamos su volumen entre las sombras, hay dramas sociales que preferimos ignorar hasta que, de pronto, se yerguen como monstruos en los que bombea la sangre de nuestra indiferencia. Es el caso de la situación cultural española, de la que hoy nos lamentamos porque ha desdibujado la fisonomía moral de nuestro país, que siente desapego por la belleza y desprecio hacia la verdad, únicas razones que justifican cualquier manifestación intelectual y artística.
El catálogo de las editoriales y los podios de los premios literarios están saturados de novelistas descreídos, descorazonados, que sin embargo reciben nuestros laureles porque así lo ha decidido el beneplácito de los muñidores culturales. Lo mismo ocurre con el cine, la pintura, la música y cuantas manifestaciones pretendidamente sublimes saquemos a la palestra. Otro gallo nos cantaría si, en los años de formación de la generación que hoy tiene de cuarenta a sesenta años se hubiese considerado la plástica como fundamento para la formación humana y profesional. A quienes mandaban en aquel momento (en el ámbito familiar, universitario y administrativo) les asustaba que sus hijos, alumnos y ciudadanos ejemplares pudiesen ser abducidos por quimeras bohemias que conducen al desencanto y el hambre.
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Opinión
sábado, 28 de mayo de 2011
NIÑOS BILINGÜES
Los candidatos van y vienen en bicicleta, dispuestos a convencernos de que apenas utilizan los coches oficiales. Sueltan besos a destajo por los mercados, interesándose por el precio del pollo y del pan, como si patearan a diario los lineales del DIA. Prometen un carril bici por aquí. Prometen la reducción de intermediarios entre el agricultor y el ama de casa por allá. Prometen un Valhala como el boticario garantiza la eficacia de un crecepelo. Son políticos y están en campaña, dispuestos a cualquier cosa con tal de no verse en la amarga tesitura de telefonear a los suyos para comunicarles que ha llegado la hora de cerrar el chiringuito después de una vida jugando a prebostes. Por eso sacan en andas al cuerno de la abundancia, como si fuesen cascos azules que regalan víveres por las aldeas del hambre y no representantes de unos ciudadanos que necesitan, más que nunca, unos administradores que se dediquen justamente a eso: a administrar lo que es de todos sin necesidad de recordarnos a cada hora lo buenos que son y lo malo que es el contrario.
La educación aparece siempre entre las promesas de cada campaña. Pero no la calidad del conocimiento o el baremo del esfuerzo, sino lo que reviste al muñeco: aulas con más ordenadores que alumnos y el inglés.
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lunes, 25 de abril de 2011
RAZONES PARA EL OPTIMISMO
" En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios" .
“¡Son tuyos!”, pronunció Juan Pablo II ante el televisor desde el que siguió los acontecimientos del 11-S. Se refería a los hombres y mujeres atrapados en las Torres Gemelas, a quienes cupo el doloroso destino de morir con crueldad y en directo. Los testigos de aquel momento en el apartamento pontificio, aseguran que al Papa le invadió inmediatamente una gran paz: Cristo sigue siendo el Rey de la Historia y el destino de la humanidad (el tuyo y el mío) no depende de la fatalidad sino de la misericordia infinita de un Dios que está muy cercano porque se deja atrapar en el interior del World Trade Center para caer entre los cascotes y el humo como una víctima más, un Dios que enferma de cáncer para morir tras un largo proceso de sufrimiento, un Dios que se ahoga bajo las olas de un maremoto, un Dios que recibe uno y mil disparos en el frente de una guerra, un Dios que comparte -también en directo- nuestro devenir porque quiso hacerse hombre una vez y siempre, antes de ganarnos la paz infinita.
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jueves, 24 de marzo de 2011
JÓVENES Y VALORES
A veces me pregunto cómo es posible que los jóvenes no se rebelen contra la imagen que de ellos ofrecen muchos medios de comunicación. El caso es que su imagen queda siempre por los suelos, ya que ligan a la juventud con todos los registros posibles del desencanto: violencia, alcohol, drogas de diseño, uso irresponsable del sexo y un único y continuado afán por pasárselo bien. Esta pátina hedonista en la que destaca la falta de responsabilidad ha deformado una etapa de la vida por la que han suspirado todos los hombres sabios de la tierra desde la antigüedad hasta nuestros días, convencidos de que es durante la juventud cuando se forjan los auténticos valores que dan sentido al resto de nuestros días.
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