domingo, 29 de enero de 2012

SOBRE EL BIEN COMÚN

Reseña Literaria"SOBRE EL BIEN COMÚN", de Antonin Pujos. Editorial ZERMATT SUMITT, junio 2011

"Sobre el bien común" es un breve texto que recopila las reflexiones y recomendaciones salidas de los trabajos y reuniones que durante años –de 2009 a 2011- ha desarrollado la Paris Cercle Ecophilos por encargo de la prestigiosa Enterprise et Progrès.

Se trata de un pequeño libro muy útil para encontrar, de forma concisa y directa, las claves para entender que el bien común puede ser un arma de gran poder para la prosperidad y la humanización en este periodo de crisis. Es por ello que sea mi sugerencia como libro, no solo del mes, sino de cabecera. A continuación extracto las ideas básicas que recoge.

La mayoría de la gente dirá que el bien común es equivalente, con respecto a una determinada comunidad, a su interés general, sin embargo, también se podría definir como la suma de los diversos intereses de sus miembros individuales.

martes, 24 de enero de 2012

ANTECEDENTES HISTÓRICOS HISPANO-EUROPEOS EN PERÚ - II

"Organista en la Capilla de Tinta". M. Chambi 
En la nota anterior se ha visto la contraposición que en el plano de lo filosófico  y de los valores se dio entre España e Inglaterra. Así España optará por mantenerse fiel a la tradición epistemológica medieval, por ende se identificó con la perspectiva neoescolástica, cuya vigencia se mantiene actual aún hoy en día. Inglaterra en cambio asume una perspectiva contrapuesta al hacer suya la visión de los franciscanos de Oxford, quienes como afirma Leopoldo Zea «perfilan al hombre y ciencia modernos».

Aquella diferencia de visión entre esas dos naciones irá de la mano con una confrontación abierta entre España e Inglaterra, la que se manifestará  tanto en el terreno de lo político y lo militar como en sus respectivos modelos de colonización del continente americano. Según Juan A. Ortega y Medina a quien acota Leopoldo Zea, se puede señalar como factores en pugna entre ambos modelos: el de la posición de la Reforma protestante versus la Contrarreforma, el desarrollo náutico inglés versus el estancamiento naval español, y entre el ordenamiento social de Inglaterra mayormente en base a la iniciativa privada y a la libertad de comercio, versus el férreo control y monopolio comercial en España.

Puede señalarse que paradójicamente el engrandecimiento de España al consolidar su imperio en la América nuestra, dará lugar a un ocaso relativamente rápido del poder español a resultas de las guerras de España en Europa, conflictos que derivan del haberse reunido en Carlos V las coronas de España y del Sacro Imperio Germánico, conflictos que llevaron a una rápida dilapidación del ingente caudal de oro y plata proveniente de las colonias americanas españolas. Inglaterra por contraste y como bien acota Zea,  al estar poco interesada en ser una fuerza hegemónica en Europa, dio preferencia a desarrollar su propio imperio continental americano.

martes, 17 de enero de 2012

JUAN XXIII: OBEDIENTIA ET PAX

"El único reposo que un obispo debe pedir a Dios, y merecerse, es el del paraíso". Radini Tedeschi


Yo era muy joven cuando Juan XXIII accedió al Papado, y guardaba en el Misal la estampa de la figura mayestática y adusta de Pío XII. Siempre me había llamado la atención la negrura de sus ojos acrecentada por la blancura de la vestimenta papal y porque aquella imagen  me provocaba la misma sensación de veneración y temor que sentía cuando estaba en presencia de mi abuela brasileña, una espléndida mujer, de pelo blanquísimo, porte esbelto y exquisitos modales, a la que sólo oí hablar en alemán y portugués hasta su muerte, y que pervive en mi recuerdo con la misma calidez que pudiera transmitir un témpano de hielo. Seguramente fui injusta entonces tanto con uno como con la otra, pero por más que lo intentaron tirios y troyanos en el corazón de una niña no se manda y nunca sentí más allá de veneración por Pio XII y/o respeto, por ambos dos.

Así las cosas, cuando tras la fumata blanca que anunció al nuevo Papa,  pude ver en el ABC, las imágenes del Pontífice bergamasco, me dio un vuelco el corazón. La sonrisa de aquel Papa, redondito y amigable me hizo sentir bien conmigo misma, y la empatía surgió espontáneamente. Nadie la tuvo que forzar.

Ha pasado casi una vida desde aquello  pero puedo revivir aquella sensación como si fuera hoy y, con el paso de los años, he ido aprendiendo que aquella primera impresión fue acertada aunque muy pobre, y que la grandeza de Juan XXIII  no podría quedar tan sólo, aunque sea mucho, en su sonrisa, su cercanía y su apelativo de “Il Papa buono”.

domingo, 8 de enero de 2012

EL HUMANISMO CRISTIANO DE JOVELLANOS

1.-Propósito. 

Yo quisiera poner de relieve en la efeméride de su onomástica la actualidad del pensamiento de Jovellanos en materia de religiosidad, es decir, que su actitud frente al hecho religioso puede ser emulada hoy por cualquier cristiano comprometido con su condición de ser racional y a la vez con su opción religiosa. Jovellanos quiere racionalizar su fe, pero se encuentra con una serie de «estorbos», incluso dentro de la misma Iglesia católica; son bien conocidos sus encontronazos con el cardenal Lorenzana («el tonto del Cardenal»); con el obispo de Lugo, Peláez Caunedo, o con el párroco de Somió, López Gil, delegado de la Inquisición, que supervisaba frecuentemente la biblioteca del Instituto en busca de libros prohibidos; Jovellanos se siente hijo de la Iglesia católica a la que ama y a la que quiere servir como institución divina despojándola de adherencias incompatibles con un cristianismo más auténtico; esto produce roces y resquebrajamientos; adopta frente al hecho religioso una actitud reformista. De alguna manera y en algunos aspectos, Jovellanos se adelantó al concilio Vaticano II; me lo comentaba con frecuencia el profesor Caso González, el inolvidable maestro, quien en su tesis doctoral mecanografiada, que pude manejar en numerosa ocasiones, tenía muchos recortes del periódico «Le Monde» sobre las crónicas diarias de dicho concilio en la década de los sesenta del pasado siglo; el añorado profesor Joël Saugnieux, con quien trabajé durante trece años en aspectos religiosos del siglo XVIII, desde su agnosticismo confeso, admiraba el reformismo social que subyace en el Informe sobre la Ley Agraria, que, según él, presagiaba aspectos desarrollados por la «Mater et magistra» de Juan XXIII. En 1911, I Centenario de la muerte de Jovellanos, fray Bernardo Martínez Noval, natural de Valdesoto, misionero agustino y obispo de Almería, escribirá una biografía de Jovellanos reivindicando la actualidad de su pensamiento religioso en un momento poco propicio para nuestro prócer. Recientemente conocimos, de la pluma de Javier Gómez Cuesta y el aval de Domingo Benavides, máximo experto en el tema, la admiración que por Jovellanos sentía el padre Arboleya, uno de los sacerdotes más comprometidos con la doctrina social de la Iglesia; este erudito sacerdote dirá que la «reforma agraria tal como la propone Jovellanos se basa en los mismos criterios de carácter social de los bienes que expone León XIII en su encíclica "Rerum novarum". Un reformista así era lógico que en el tiempo que le tocó vivir y a lo largo del XIX suscitase celos y recelos por parte de quienes estaban apegados a un catolicismo tradicional. Nada nuevo en la historia de la Iglesia desde del cristianismo primitivo hasta los teólogos modernos pasando por los teólogos medievales. Tracemos algunas pinceladas. 

martes, 3 de enero de 2012

PRESENCIA ESPAÑOLA Y CRISTIANISMO EN EL NORTE DE ÁFRICA - II

Justiniano I El Grande (483 - 565)
En el artículo anterior veíamos cómo la presencia española y del cristianismo en el Norte de África precedieron a los árabes y al islamismo en casi siete siglos. Y hoy me voy a ocupar, más bien, del desarrollo que los cristianos experimentaron durante tan dilatado período en la zona. Y, en tal sentido, cuando Ceuta, con Tánger y sus territorios, pasaron al dominio de los godos, no hubo en ella más culto que el católico. La ley de Recaredo, en orden a la unidad católica, aun bajo el punto de vista político y civil, fue siempre una norma inviolable, y aplicada con más o menos rigor hasta D. Rodrigo en toda la monarquía visigoda; donde quiera que se dieran casos de idolatría, eran perseguidos. Y se regía entonces la provincia Tingitana por el Obispo de Asidonia (actual Medina Sidonia),  que con posterioridad fue trasladada la sede episcopal a Cádiz.

Dice San Pedro Pascual, Obispo de Jaén, capítulo VII, que en el siglo VIII había 22 Obispos en la Tingitana, y que el rey Witiza tenía en ella un señorío. La Tingitana y la Cesariense estaban separadas física y políticamente por el río Muluya, pero en el orden eclesiástico formaban una sola provincia.  En el siglo I ya hubo cristianos tanto en Ceuta como en Tánger y también en toda la provincia Tingitana o España Transfretada. Los vándalos estuvieron luego desde el año 428 hasta el 533, unos 105 años. El imperio romano-bizantino permaneció en Ceuta desde el año 533 hasta el 630, algo menos de 100 años. Y, finalmente, los godos, desde el 630 hasta el 711. Y durante todas esas épocas y civilizaciones, el cristianismo estuvo presente en Ceuta, Tánger y Norte de África, unas veces con mayor intensidad y otras con menos. Y donde ya se borró toda presencia cristiana en dichos territorios fue con la llegada, dominio y afianzamiento de los árabes en dicha zona.