Despierta el siglo XVI. El Imperio español atraviesa un período de luces y sombras. Junto al inmenso dominio territorial, las sucesivas guerras esquilman las arcas de la Corona española y hunden su economía. Mientras florecen el Humanismo y las Bellas Artes en todas sus vertientes tiene lugar el ignominioso saqueo de Roma y, a medida que se extiende la Evangelización y la lucha contra las herejías luterana y calvinista, van aumentando los desmanes de la Inquisición que extiende su lúgubre manto por doquier.
La vida de Honorato Juan transcurre en esta época, y en ella la comunicación epistolar no sólo sirve como medio de relacionarse afectivamente y de notificar acontecimientos familiares y sociales, sino que es, sobre todo, la forma más enriquecedora de expresión, expansión y debate de las propias ideas, que se transmiten de un lugar a otro de la geografía europea, creando una red de florecimiento del humanismo, y de enriquecimiento cultural. Nuestro ilustre maestro, en cuyo linaje encontramos Jurados de la Ciudad, Maestros de Calatrava, Justicias del Reino, Capitanes de las Milicias, Infantes, Canónigos, Alcaides de Castillos y servidores de Reyes y Papas, no dejó obra escrita, ni tampoco tuvo la precaución, como muchos de sus coetáneos, de guardar copias de sus cartas, y la mayoría de ellas se perdieron. Por este motivo se desconocen la mayor parte de los datos de su nacimiento e infancia, aunque gracias al esfuerzo de su sobrino y biógrafo Antonio Juan de Centelles, hemos podido bucear en los aspectos del devenir de su historia que tan magistralmente recoge en su libro “Vida y recuerdo de Honorato Juan, un Maestro de Príncipes” el Archivero Sanchís Moreno, y asimismo sabemos que su alumbramiento tuvo lugar hacia el año 1507 en Valencia -o en Xátiva puesto que su familia era setabense-. Sus padres Gaspar e Isabel vivían en un mansión de la calle de Caballeros que, aún hoy en día, está adornada con palacetes medievales que acrecientan la cuidada belleza del Casco histórico, a escasos metros de donde nació la ciudad de Valencia: La Plaza del Pilar. Fue bautizado en la magnífica Iglesia de San Pedro Mártir y San Nicolás, situada en el número 35 de la mencionada calle de Caballeros.....pero después de ahí y hasta su mocedad.....poco más.
La vida de Honorato Juan transcurre en esta época, y en ella la comunicación epistolar no sólo sirve como medio de relacionarse afectivamente y de notificar acontecimientos familiares y sociales, sino que es, sobre todo, la forma más enriquecedora de expresión, expansión y debate de las propias ideas, que se transmiten de un lugar a otro de la geografía europea, creando una red de florecimiento del humanismo, y de enriquecimiento cultural. Nuestro ilustre maestro, en cuyo linaje encontramos Jurados de la Ciudad, Maestros de Calatrava, Justicias del Reino, Capitanes de las Milicias, Infantes, Canónigos, Alcaides de Castillos y servidores de Reyes y Papas, no dejó obra escrita, ni tampoco tuvo la precaución, como muchos de sus coetáneos, de guardar copias de sus cartas, y la mayoría de ellas se perdieron. Por este motivo se desconocen la mayor parte de los datos de su nacimiento e infancia, aunque gracias al esfuerzo de su sobrino y biógrafo Antonio Juan de Centelles, hemos podido bucear en los aspectos del devenir de su historia que tan magistralmente recoge en su libro “Vida y recuerdo de Honorato Juan, un Maestro de Príncipes” el Archivero Sanchís Moreno, y asimismo sabemos que su alumbramiento tuvo lugar hacia el año 1507 en Valencia -o en Xátiva puesto que su familia era setabense-. Sus padres Gaspar e Isabel vivían en un mansión de la calle de Caballeros que, aún hoy en día, está adornada con palacetes medievales que acrecientan la cuidada belleza del Casco histórico, a escasos metros de donde nació la ciudad de Valencia: La Plaza del Pilar. Fue bautizado en la magnífica Iglesia de San Pedro Mártir y San Nicolás, situada en el número 35 de la mencionada calle de Caballeros.....pero después de ahí y hasta su mocedad.....poco más.