miércoles, 30 de agosto de 2017

DE RESPONSABILIDAD, CÓDIGOS ÉTICOS Y VEHÍCULOS AUTÓNOMOS

"Es un hecho que el ejercicio de la libertad de escoger conlleva la posibilidad de equivocarse, la posibilidad de una elección poco razonable o insensata. La falla no está en el intercambio, sino en la imperfección de la naturaleza humana. Y el remedio hemos de buscarlo en la responsabilidad, es decir en la libertad, que es la fuente de toda experiencia". Frédéric Bastiat


Parece que los vehículos autónomos serán una realidad en nuestras ciudades y carreteras antes que después. Independientemente de que ello conlleve algunas notables ventajas, creo que la alternativa plantea dudas importantes, sobre todo en lo que se refiere a las consideraciones éticas implícitas y a aquellas relacionadas con la libertad y la privacidad de las personas. Por otro lado confieso que me gusta conducir y seguramente ello también contribuye a mis reticencias, pero sobre todo no tengo claro que sea algo positivo la tendencia a ir dejando en manos de los ordenadores todas aquellas actividades cotidianas que implican responsabilidad y toma de decisiones, incluso aunque pudiera llegar a disminuirse el número de accidentes, lo cuál todavía esta por ver.

El Ser Humano necesita aprender a tomar decisiones y a ser responsable y como todo aprendizaje, éste requiere de la práctica e incluso que en algún caso podamos cometer algún error, pues de ellos a veces se obtienen las mejores y mayores lecciones. Si las máquinas terminan por asumir la mayoría de aquellas actividades cotidianas que necesariamente implican elección y responsabilidad, las personas estarán perdiendo una importante oportunidad de aprender a comportarse de forma responsable en la Vida. Junto a ello dejaremos de ejercitar otras importantes virtudes como la prudencia, el autocontrol, la paciencia, el respeto y prestar atención a lo que hacemos, que son los que a su vez dan como resultado la consideración hacia todas aquellas otras personas que nos rodean y comparten calles y carreteras con nosotros. 

Delegar o renunciar a tomar nuestras propias decisiones también tiene que ver con El Miedo a la Libertad del que nos hablaba Erich Fromm y aunque a priori una reflexión desde esa perspectiva pudiera parecer algo forzada para el caso que nos ocupa, la realidad es que viajar en vehículos autónomos supondrá una vuelta de tuerca más a la hora de limitar la libertad de las personas.

Una renuncia a la libertad que por miedo, comodidad o simple pereza, parece estar cada vez más instalada en nuestra sociedad. Muestra de ello es la hipertrofia legislativa, que en el caso de España supone boletines oficiales anuales (BOE + boletines autonómicos) con cerca de 1,2 millones de páginas y más de 100.000 leyes vigentes, de las cuáles dos terceras partes corresponden al ámbito autonómico. Unas cifras que dan idea de la tendencia a limitar nuestra capacidad de decisión, que sin darnos cuenta hemos terminado por aceptar como algo normal, consintiendo que sean otros quienes deciden sobre cuestiones trascendentales para nuestras vidas. Consintiendo que sean los políticos y las ideologías que promueven, en combinación con un concepto paternalista del estado, quienes nos digan lo que esta bien y lo que esta mal; lo que es ético y lo que no lo es; lo que podemos opinar y lo que no es opinable... Para quien ostenta el poder o aspira a tenerlo es más cómodo que nos dejemos llevar mansamente, sin pensar, acabando con la incertidumbre y delegando la responsabilidad sobre áreas cada vez más amplias de nuestras vidas, mientras ellos toman las decisiones en nuestro nombre. A partir de ahora también conducirán por nosotros los programadores de vehículos autónomos, en base a complicados algoritmos matemáticos: acelerar, frenar, cambiar de carril o modificar el itinerario en función del tráfico y hasta optar por salvar nuestra vida o la del peatón que cruza despistado. Y todo ello mientras vamos escribiendo en el teléfono móvil, viendo la televisión o incluso produciendo, porque -no nos engañemos- muchos emplearemos ese tiempo para seguir trabajando. No tengo claro que todo ello sea positivo para el Ser Humano.

Y es que la responsabilidad y la toma de decisiones no sólo son necesarias para conducir un vehículo, sino para conducirnos adecuadamente en la Vida. Si dejamos de realizar actividades que impliquen su concurrencia y dejamos que sean otras personas o los ordenadores los que decidan por nosotros, es más que probable que terminemos por olvidar su importancia y su significado. Las consecuencias de ello pueden ser imprevisibles y requieren, cuando menos, de un profundo debate. Quizás podamos viajar realizando otras actividades y hasta es muy posible que disminuyan los accidentes y atropellos en la carretera, pero a cambio también cabe la posibilidad de que éstos se multipliquen en otros ámbitos, en donde las consecuencias podrían ser infinitamente más desastrosas.

Quizás por ello y por entenderlo así, además de con juristas, ingenieros y expertos en protección del consumidor, los alemanes también han querido contar con filósofos y teólogos a la hora de redactar el que puede considerarse el PRIMER CÓDIGO ÉTICO PARA VEHÍCULOS AUTÓNOMOS. Sabios, inteligentes y sobre todo prudentes estos alemanes... A lo que quizás también haya contribuido el haber tenido la oportunidad de ejercitar la responsabilidad mediante la conducción de un vehículo, e incluso el haberlo hecho en un país en donde algunos límites de velocidad los determinan los propios conductores en el ejercicio de su libertad.


Por Alberto de Zunzunegui

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