lunes, 25 de febrero de 2013

MENTIRAS ARRIESGADAS

Estamos asistiendo, no sé si conscientemente o no, a un peligroso juego que se va introduciendo en nuestros hogares a través de las redes sociales, los medios de comunicación y, si me apuran, del pensamiento y posterior discurso diario de tirios y troyanos, y este juego no es otro que el del uso y hasta abuso impune e indecente de la mentira. Si nos fijamos bien, la falta de veracidad y el engaño comienzan muy de mañana cuando en-cendemos la radio o el televisor. Las campañas publicitarias se adueñan de las ondas, alargando la duración de las cuñas, para soltarnos unos rollos pseudo-filosóficos de lo más irrisorio que convierten en auténtica hazaña entender qué es lo que nos ofrecen y, no  contentos con eso, señalan una serie de cualidades y beneficios inherentes a los productos anunciados que  faltan a la verdad, prometiendo resultados de comodidad, duración, retorno a la juventud, eficacia o satisfacción que rara vez se cumplen, cuando no atentan contra la salud o el bolsillo del incauto comprador que contempla desolado como su pelo no aumenta, su piel  de naranja no disminuye, el aspirador no limpia solo, el quita-manchas no hace milagros, sus líneas de expresión siguen siendo las arrugas de siempre y acaba como Marcel Proust. buscando una y otra vez su tiempo- y su dinero- perdido.

Como esta situación se produce a lo largo de los años sin el debido castigo, la mentira da un paso más y al abrir el ordenador comienzan a entrar, a velocidad desaforada, correos de empresas o particulares semiocultos, a los que nunca nos hemos dirigido y que, sin embargo, disponen de nuestros datos como si fueran de la familia. En esos correos, y me estoy refiriendo a los aparentemente inocentes que nada tienen que ver con la criminología cibernética, -que haberla hayla-, unos desaprensivos apelan a nuestra conciencia, para conseguir nuevas direcciones de incautos, asegurándonos que hay alguien enfermo o necesitado el cual, gracias a nuestra contribución difusora del mensaje, va a curarse; a solucionar su problema o a salir del entuerto en cuestión. En la mayoría de los casos no hay persona en apuros, ni enfermedad alguna ni problema real, solo hay… otra perversa mentira.

lunes, 18 de febrero de 2013

EL CANSANCIO MODERNO DE LA VIDA

"Abandonar puede tener justificación; abandonarse jamás".
Fotografía de Rafa Llano
Cuando D. Guillermo Trebín me honró pidiéndome que pronunciase una conferencia en los cada vez más afamados “Lunes de Ginzo”, acepté por supuesto, ilusionado como tantas otras veces, y elegí algo que tuviera interés general. Dado que tenía la oportunidad de dirigirme a ustedes, no iba a desaprovecharla dándoles un discurso sobre el Raciocinio, por ejemplo. Consideré que eso sería perder el tiempo, ya que explicarles una materia tan compleja, requeriría todo un curso y no una conferencia de 50 minutos.  Otra opción hubiera sido dar lo que se denomina una charla divulgativa, es decir, “algo” que intentara hacerle creer a ustedes, personas formadas y con experiencia, que  ya entienden de algo más que realmente no entienden, satisfaciendo así lo que considero uno de las más bajas pretensiones de la gente moderna, es decir, una curiosidad superficial acerca de los  nuevos conocimientos.

Rechacé, pues, ambas alternativas y decidí hablarles sobre un asunto que es esencial para todos, con la esperanza de que ello les ayude a aclarar sus ideas acerca del mismo, incluso en el caso de que estén en total desacuerdo con lo que yo vaya a decirles, por lo que, como se decía antiguamente, cuento con su comprensión y benevolencia.

Los estrés –que ya saben ustedes de que se trata - y las “estenias”, que son los cansancios corporales y mentales de cualquier tipo, constituyen los burladeros recurrentes de este tiempo, en los que siempre nos refugiamos. Pero lo cierto es que este mundo, empeñado en crear un ambiente confortable es, muy por el contrario, un mundo que cansa. Y téngase en cuenta que el cansancio moderno de la vida es mucho más que la adición de los cansancios físicos que nos cansan, como iremos viendo.

jueves, 14 de febrero de 2013

DE CRISTIANOS; LIBERALES Y EDUCACIÓN

John Locke (1632 - 1704)
"Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía". John Ruskin

En las últimas semanas, a raíz de la presentación del Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, ha vuelto a abrirse la caja de los truenos, y las voces en pro y en contra, no sé si con la suficiente y debida información, han empuñado pancartas y altavoces, únicas armas que deben esgrimir en democracia los manifestantes, por todo lo ancho y largo de España, teniendo una especial incidencia en parte de nuestras Comunidades a las que afecta de algún modo la regulación absurdamente problemática, de la cooficialidad de lenguas. Mantengo la esperanza de que todos los implicados lleguen con conocimiento de causa y sin mentiras veladas, a acuerdos beneficiosos para las partes pero, sobre todo, permanezco en mis trece en el sentido de que de poco servirá todo el complejo entramado que conforma el proceso educativo si, entre todos los agentes, no se consigue implicar, entusiasmar y yo diría que atrapar al único protagonista de excepción: el educando, hasta conseguir que la sed de aprendizaje se incardine en su vida de tal manera que, tras haber pasado por todas las etapas establecidas para su formación pedagógica, esté convencido de que siempre es menos lo que sabe que lo que ignora, y, por tanto, deberá ocuparse y preocuparse por seguir aprendiendo mientras le quede un aliento de vida. Y eso se puede aplicar en cualquiera de las etapas vitales del ser humano, incluida, por supuesto la edad adulta. Quiero romper una lanza por la educación de y para mayores, que está cumpliendo una extraordinaria función en este nuevo siglo, ante la celeridad de los múltiples cambios económicos, sociales y tecnológicos que se van produciendo sin solución de continuidad. Ahora, más que nunca, necesitamos una permanente puesta al día para poder estar a la altura de aquellos a quienes pretendemos enseñar.

viernes, 8 de febrero de 2013

EL "MATRIMONIO HOMOSEXUAL" (5/5): LA FUNCIÓN DE LAS LEYES. CONCLUSIONES

LA FUNCIÓN DE LAS LEYES EN UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

La última cuestión de fondo que subyace en el debate en torno al “matrimonio homosexual” y a su regulación legal es, precisamente, el de para qué sirven las leyes, el de cuál es su función en una sociedad democrática.

En la ya famosa sentencia del TC sobre el “matrimonio homosexual” los magistrados hacen referencia a dos nociones que me parecen importantes: la idea de que el texto constitucional debe ser interpretado a la luz de los problemas y las circunstancias actuales para no convertirse en letra muerta, y el convencimiento de que la ley debe doblegarse a la realidad social, a la estadística.  Vayamos por partes porque la cuestión es más importante y profunda de lo que parece… 

jueves, 7 de febrero de 2013

EL "MATRIMONIO HOMOSEXUAL" (4/5): ¿DEBE PERMITIRSE LA ADOPCIÓN A PAREJAS DEL MISMO SEXO?

Esta cuestión es una de las que más habitualmente crea conflictos al tratar de dialogar en torno al “matrimonio homosexual”, y encona las posiciones en torno al mismo. De hecho, en más de una ocasión he oído y leído el razonamiento de “a mí me parece bien que hagan lo que quieran con sus vidas, no tengo nada contra los homosexuales… Pero no quiero que se les permita casarse porque el siguiente paso será el exigir el derecho a adoptar, y eso ya afecta a una tercera persona… Que además es menor”.

Esa simple frase, que supongo que también tú habrás escuchado en alguna ocasión, contiene mucho más de lo que parece: comienza manifestando una valoración negativa de la homosexualidad (a la que se tolera en atención al respeto a la libertad humana), a continuación se relaciona el matrimonio con el “derecho” a adoptar (¿están realmente relacionados? Y, ¿es realmente la adopción –o la maternidad/paternidad- un derecho?) y, finalmente, se pone indirectamente sobre la mesa la cuestión de si tener unos progenitores homosexuales puede influir o condicionar la orientación o elección sexual del menor.