jueves, 8 de diciembre de 2011

SÓLO PIENSO EN TI

Hacía un sol radiante y calentito en esa mañana de noviembre. En los últimos tiempos, el otoño madrileño había desaparecido sin dejar rastro, pasábamos del calor extremo al frío invernal sin solución de continuidad, pero este año, en que la crisis lo congela todo, han vuelto las mañanas soleadas, como queriendo aportar un soplo de calor a nuestras sufridoras almas, e incluso en este puente largo de diciembre, continuamos despertando con un sol dispuesto a templar los días festivos propicios al encuentro, al paseo, a la charla y ¿por que no? a la meditación. 

Salí temprano porque quería saborear una exposición que se acababa de inaugurar al aire libre, en una de las hermosas zonas de mi Pozuelo. Cuando llegué, aún eran pocos los viandantes que recorrían el Bulevar, y su paso era apresurado, pero cuando iban acercándose a la “zona mágica”, aminoraban la marcha y comenzaban a fijarse en esa nube de enormes carteles sembrados a  ambos lados de la Avenida de Europa llenándola de luz. Cientos de niños preciosos, alegres y llenos de vida les sonreían, nos sonreían  a todos con sus ojitos achinados y empapados de amor. En cada cartel, el padre o la madre del pequeño, había escrito unas frases que tan sólo pretendían comentar momentos o circunstancias de sus vidas, y acercarse a nosotros para darnos a conocer toda la ternura que proporciona vivir con un hijo síndrome de Down, para que nuestro desconocimiento no alzara barreras absurdas, y para asegurarnos que la felicidad que irradiaban esas instantáneas era compartida por ellos en una explosión de cariño que, acompañada de sacrificio y entrega, dan el más especial de los sentidos a esto que llamamos vida.

Fui mirando y remirando  cada una de estas fotografías en las que los más peques  parece que nos observan curiosos y cercanos; asomando dulcemente la cabecita por la cuna, o apoyada la boquita ávida en el  pecho de la madre, o los que acompañados de un hermano o de dos, o de sus padres, y ya mayorcitos, nos cuentan algún instante de su vida: una guapísima niña con un sombrero cloche y un collar de perlas; o el chiquillo que te señala con el dedo, en ningún caso acusador; aquél otro gastándonos una broma; y ese de allá  sacando la lengua mientras, a su lado, otra muñeca vestida de blanco nos tira un beso y... ¡Qué sé yo, la de amigos que hice aquella mañana! 

Despacio, muy despacio fui acercándome  y alejándome de  cada una de esas miradas porque hubiera deseado no olvidar a ninguna jamás y, cuando quise darme cuenta,  habían pasado dos horas y allí seguía, acompañada ya de muchas buenas gentes, sin poderme marchar.

Mas allá de un rostroes el nombre de la exposición, y me parece muy acertado, porque a partir de estos rostros queda mucho por ahondar y por explicar sobre estas familias a las que la naturaleza, sin previo aviso, les concedió un hijo que, por  un cromosoma de más, iba a producir una revolución integral en su vida y en  la de los suyos para siempre. Imagino, si es que desde fuera se puede imaginar, como habrán sido los primeros momentos de todos y cada uno de estos padres y madres al conocer la realidad. La duda, el desaliento, el sentimiento de culpa, el miedo; la angustia; el desamparo y la inmensa tristeza que les embargaría, hasta asimilar en la cuantía debida lo que les acababa de ocurrir. Y ahora, al verlos sonreír junto a sus hijos sé que, contra viento y marea, han echado mano de todo lo noble y bueno que hay en el ser humano y aquí están felices, aun siendo conscientes de la ingente tarea que les queda por sobrellevar.

Pero... ¿Cómo nació esta exposición? En el año 2009, Eva Snoijink, una joven y prestigiosa fotógrafa holandesa, especializada en instantáneas infantiles, tuvo la brillante idea de acercar a los niños Down a sus conciudadanos y, todavía hoy, sigue recorriendo su país con sus más de cien carteles, hurgando en  las conciencias y haciendo que miles de ojos se abran a un problema que ha estado demasiado tiempo a oscuras y a unos rostros que, no hace tanto tiempo, procuraban ocultar. 

Hasta España llegan noticias del éxito que la idea de la señora Snoijink ha tenido entre el pueblo holandés y la Comisión infantil de la Fundación Síndrome de Down, conoce y se  entusiasma por la idea hasta tal punto que, ni cortos ni perezosos, proponen hacer algo semejante con nuestros niños y, tras mucho esfuerzo, contando con diferentes patrocinios y superando cualquier obstáculo ¡Si sabrán ellos lo que es superar! han conseguido ofrecernos una parte íntima de sus vidas y afectos y ,al igual que Eva, van a llevar la sonrisa de sus hijos por toda España, para que no haya nadie de nuestro país que permanezca indiferente y tomemos conciencia de que precisan de cualquier ayuda que les podamos brindar, porque tras esos rostros hay un sin fin de necesidades y  problemas internos y externos que, con la colaboración de todos, deberíamos ser capaces de solventar.

Pasé del corazón a mis asuntos, volví a casa y abrí el ordenador y, casi sin pensar, me encontré en el blog de Jan, ese amigo desconocido, que me va contando tiernamente el día a día de su niño Down. Entré después en la web de la FSDM, bucee entre sus páginas por un mundo del que tanto desconocía y al que me acababa de incorporar. Abrí después nuestro blog de Humanismo y Valores y aquí  me aguardaba, sin saberlo, el sentido artículo de Yago sobre Marta. ¡De propósito no habría salido mejor!

Me levanté en silencio y busqué, en mi cajón de los paraísos perdidos, la letra de aquella dulcísima canción de amor que Víctor Manuel les dedicó, y que yo conservo desde hace tantos años. Sentí ciento treinta y dos sonrisas a mi lado y así comencé a tararear para todas ellas muy bajito...

... ella le regala alguna flor
y él le dibuja en un papel
algo parecido a un corazón.
¡Sólo pienso en ti! 

¡Hey!, sólo pienso en ti
juntos de la mano, se les ve por el jardín
no puede haber nadie en este mundo tan feliz
¡Sólo pienso en ti!

Por Elena Méndez-Leite


Nota: La Exposición “Más allá de un rostro” está situada en el Bulevar de la Avenida de Europa de Pozuelo de Alarcón hasta el próximo día 20 de diciembre 

4 comentarios:

Pal dijo...

Me ha encantado tu narración, jamás nadie lo hubiera explicado mejor y con tanta ternura. Somos muchos los padres orgullosos de tener hijos o familiares con Down, gracias.

el sueño de la tortuga azul dijo...

Qué bonito regalo tu forma de contar la experiencia de ver esta preciosa exposición. Yo escribí un cuento, no hace mucho, cuando mi sobrina Ana (una de las protagonistas de la exposición) nació. Comparto el prólogo contigo, espero que te guste. Muchas gracias.

Trisomía del 21
A veces la naturaleza se da cuenta de que vamos por mal camino y decide tomar las riendas.
Es entonces cuando nos envía a alguien especial que se diferencia del resto por tener algo extra: Un cromosoma de más en la pareja 21 que otorga a quien lo porta el don y la responsabilidad de sacar de aquellos a quienes se acerca lo mejor de sí mismos por muy oculto, olvidado o perdido que lo tengan.
Se dice de ellos que tienen Síndrome de Down, que son discapacitados, y algunos otros adjetivos menos afortunados.
Yo, creo que tienen Síndrome del Don y que es lo más cercano que podrás estar jamás de un verdadero Ángel.
Así es Anita

Yago dijo...

Gracias por tu artículo, Elena.
El Mundo necesita de sensibilidades como la tuya, de la capacidad para abrirse buscando el lado cálido de esta aventura dificil que es vivir y del cariño para transmitir, para compartir, tus sensaciones e impedir más barreras absurdas, sean estas las que sean, como mencionas en tu narración

elena méndez-leite dijo...

Mis queridos Pal, "sueño de la tortuga azul" y Yago: Os agradezco de todo corazón vuestras hermosas palabras. He intentado acercarme a vosotros con el mayor amor, respeto y admiración de que soy capaz. Saber que os ha gustado es lo mejor que podía haberme pasado.
Me ha encantado tu prólogo, "sueño de la tortuga". Un abrazo fuerte y sentido para los tres, Elena